28 de diciembre: ¿Habéis visto a alguien con una llufa enganchada en la espalda?
Tal vez esta es la broma más típica y tradicional que tenemos para celebrar el día de los Santos Inocentes: enganchar una llufa, un muñeco recortado de una hoja de papel de periódico, en la espalda de algún amigo, familiar, o simplemente a alguien que pasa por la calle.
Aún así, hoy en día, lo más habitual es hacer bromas a nuestros conocidos: contar una mentira inofensiva o una «trola» increíble, a ver quién es el inocente que se la traga (evidentemente, después o al día siguiente se tiene que desvelar la verdad). Y esto también lo hacen los medios de comunicación: en la televisión, la radio y los periódicos se publican notícias basadas en una broma. Se llaman inocentadas.
¿Cuál es el orígen de esta tradición?
Según el Evangelio de Mateo, el rey Herodes, cuando fue informado sobre el nacimiento de Jesús, hizo que degollaran a todos los bebés de Belén, muriendo así miles de inocentes.
Pero el carácter festivo del día seguro que proviene de otro orígen.
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Durante la época más dura del año a nivel climatológico, coincidiendo con un período de poca actividad en el campo, la gente necesitaba divertirse y relacionarse con sus vecinos. Así pues, en pleno invierno, se organizaban jornadas de fiesta desenfrenada justo después de Navidad.
Entonces entendemos la dicha «de Nadal a Carnestoltes, set setmanes desimboltes» («de Navidad a Carnaval, siete semanas desenvueltas»).
Y el día 28 de diciembre cae dentro de esas fechas, ¿no?
¿Cómo se hace una cadena de llufes?
Es muy sencillo… Y en un abrir y cerrar de ojos la podréis enganchar en la espalda del primero que pase.